Hola, soy yo Aniber10 con una historia un tanto fascinante. Soy escrito amateur y por aquí les dejo una probada de mi nueva historia.
Capítulo 1 "Cenizas"
Toda la ciudad estaba destruida. Fuego,
las llamas se alzaban bailando sobre lo que alguna vez fue una de las ciudades
más importantes del mundo, Link City dejo de existir. Lo que alguna vez fue una
de las ciudades más hermosas e importantes del mundo, era ahora un infierno muy
real. Terror, esa palabra encajaba perfectamente en la descripción que daba la
imagen de la ciudad. Ruinas de lo que alguna vez fueron grandes edificios caían
poco a poco y del cielo rojizo y oscuro llovían cenizas que hacían al paisaje aún
más tétrico.
Un chico de cabellera negra y ojos color
chocolate, tez blanca, vestido con unos jeans y una playera blanca con negro,
tal vez quince o dieciséis años de edad, miraba con horror lo que quedaba de
aquella emblemática ciudad. Corría, corría y corría; el miedo estaba
apoderándose de aquel joven el cual solo quería escapar de aquella pesadilla o
¿realidad?
-¡¿Dónde están todos!?- grito a los cuatro
vientos, pero solo se escuchaba el eco de su voz y el sonido de la llamas
bailando. Sin respuesta siguió su camino por las calles de la ciudad.
-Esto no puede estar pasando- se dijo el
joven a sí mismo, de repente se hallaba parado frente a lo que parecía ser un
centro de estudios. Se acercó a él y se sentó en uno de los escalones de la
entrada de aquel instituto, si bien había fuego alrededor, cuando se acercó las
llamas se apartaron. -¿Por qué está pasando esto?- se preguntó el chico
mientras veía aquel paisaje post-apocalíptico.
-¡Ash!-
La voz de una chica fue escuchada por
aquel misterioso joven. Aquella voz lo saco de sus pensamientos, al parecer
había alguien y por alguna razón el fuego que había a su alrededor se alteró y
empezó a bailar. De un golpe se paró del escalón de esa escuela y empezó a
correr como si el mundo de pendiera de él, de hecho su mundo dependía de
encontrar aquella voz femenina.
-¡Ash!-
Volvió a escuchar el joven aquella voz,
pero esta vez le puso más atención. Aquella voz parecía la de una niña de tal
vez unos seis o siete años de edad. Corriendo aún más rápido que antes trataba
de encontrar el origen de esa misteriosa y al parecer familiar voz para él.
“Esa
voz, no… no puede ser ella. Pero si es… necesito llegar cuanto antes” pensó aquel muchacho mientras llegaba a
la entrada de un parque, la cual estaba cubierta por una delgada capa de color
gris. Paro de correr para recuperar el aliento perdido por el esfuerzo de poder
encontrar aquella voz.
-Aquí fue donde conocí a mis amigos- dijo
el joven mientras entraba a aquel lugar.
-Pero qué…
Para su sorpresa unas llamas se alzaron
por las paredes del perímetro del parque, mientras que otras de color azul se
alzaron frente a él impidiéndole el paso. Sin miedo alguno respiro profundamente
y se adentró al fuego sin temor, pero antes de eso pudo escuchar unas palabras
de una voz tan hermosa y angelical.
-Te quiero-
-¿Dónde estoy?- pregunto mientras miraba
el lugar, al parecer aquel paisaje tan tétrico ahora era un parque con verdes
arboles al igual que el pasto. Los niños jugaban y las personas paseaban ya sea
como parejas o familias. Camino y camino viendo aquel bello parque con sus árboles
y su pequeño lago, no ser parecía en nada a aquella realidad en donde estaba
antes.
-¡Ash!-
Nuevamente aquel joven escucho aquella voz,
sin pensarlo se dirigió hacía ella. Corría y corría hasta que poco a poco se acercó
al lugar de donde provenía. Un hermoso roble se alzaba en aquel lugar cubierto
de flores. Una niña de cabello castaño, tez blanca y dos ojos los cuales
recordaban a dos hermosos zafiros, estaba llorando debajo de aquel majestuoso
árbol. Al parecer la niña estaba llorando mientras abrazaba sus piernas y
ocultaba su rostro.
-Giselle- fue todo lo que salió de su boca
al ver a aquella pequeña llorando.
De repente noto como un chico muy parecido
a él pero al parecer era menor tal vez de unos siete años de edad a lo mucho se
acercaba a donde estaba la niña.
-No llores Giselle, lo que dijeron ellas
son tonterías. Tu eres lista y bonita, no como ellas que son tontas y feas-
dijo aquel niño mientras se sentaba a lado de la niña mientras la abrazaba. Al
parecer la niña levanto su rostro mientras salían aun lágrimas de él. El niño
le dio una sonrisa tierna, solo para ser abrazado fuertemente por la castaña.
-Ese fue el día en que Giselle y yo no
volvimos más unidos- dijo el joven de ojos color chocolate mientras veía a los dos niños abrazados debajo del árbol.
De repente una lágrima salió de su ojo derecho. –Recuerdo que ese día Allison
le humillo frente a todos en la escuela, y yo… yo fui la única persona que
estuvo ahí con ella.- dijo mientras veía a su “yo” del pasado con una niña, una
niña que al parecer se sentía feliz estando a lado de él por así decirlo.
Poco a poco las cenizas volvían a caer, y cubrían
aquel bello lugar que alguna vez lo fue. Ash estaba frente a aquel roble, bueno
lo que quedaba de él. Veía como el cielo se tornaba rojizo y oscuro, el mismísimo
infierno volvía. Aquel hermoso recuerdo finalmente desapareció.
-No sé si esto es una horrible pesadilla o
una cruel realidad- se dijo a sí mismo mientras caía al suelo. La única compañía
que tenía aquel chico de cabello negro eran las llamas que se acercaban a él,
parecía que las podía controlar a su merced.
-Ni
una ni otra-
Ash levanto la cabeza solo para
encontrarse con un destello e luz que salía de aquellas nubes que solo
mostraban tristeza a cualquiera que las viera. De repente frente a él se estaba
materializando lo que parecía ser una persona joven de unos veinticinco a treinta
años a lo mucho. Vestido con un traje que parecía muy antiguo y que daba cierto
grado misterio por la manera en que estaba constituido.
-¿Quién eres?- pregunto el chico mientras
miraba de manera confusa aquella figura la cual era humana, pero parecía ser
translucida pues se podía ver a través de él. -¿Nos conocemos?- volvió a
preguntar, pues algo dentro de él le decía que ya se habían conocido.
-Sí y
no- dijo aquel extraño sujeto mientras veía el panorama. –Tú eres Ashton Richard McKenzie, tu padre
Richard McKenzie fue uno de mis descendientes.- dijo mientras se sentaba a
lado del joven al cual estaba visitando.
Ash trataba de procesar la información que
tenía, él no podía creer que aquella persona era un fantasma, pero recordó algo.
A la mente le llegaron varios recuerdos sobre personas que podían controlar un
poder oculto para bien o para mal.
-Eres uno con el Aura ¿cierto?-
-Así
que sabes sobre el Aura, bien.- dijo mientras veía como aquellas llamas de
color rojo anaranjado que protegían al chico iban cambiando a un color azul. –Por lo que veo tienes el don del fuego-
expreso mientras veía como las llamas poco a poco desaparecían.
-¿Todo esto sucedió por mi culpa?-
pregunto el chico mientras sacaba un dije el cual abrió solo para mostrar la
foto de su padre y su madre. -¿Yo cause la muerte de ellos y también cause
esto?- volvió a preguntar el muchacho mientras una lágrima caía sobre la imagen
de su madre.
-No-
dijo aquella persona o ser mientras miraba al cielo solo para ver como la
ceniza caía una y otra vez –Ellos dieron
tu vida para protegerte, su control en el Aura era excepcional.- dijo
mientras agarraba una partícula de aquella cosa que cubría el paisaje.
-¡Entonces por qué maldita sea paso esto!-
grito Ash, pues él sabía que por su culpa sus padres fallecieron.
Aquel grito lleno de dolor y rabia se escuchó
por toda las ruinas de Link City. De repente ya no aguanto más y rompió en
llanto. Aquel llanto dolor solo causaba que las llamas se alteraran y crecieran
aún más.
-Sarah
y Richard te amaban y lo siguen haciendo. Ellos sabían que tú eras el Elegido
de una antigua profecía. Tu eres descendiente de uno de los Diez Grandes-
con un tono sereno y calmado le hablo al muchacho aquel ser de energía el cual
tenía la forma de un humano normal.
-¿Qué?- cuestiono el chico ante aquella
información.
-Tú
Ashton eres descendiente de unos de los maestros Aura más poderosos y el líder
del clan Fénix Azul, aquel que se sacrificó para darnos a todos una nueva oportunidad,
aquel que amo y cuido de este mundo y no pudo vivir lo suficiente, pues él ya
había cruzado la antorcha… tú eres descendiente de Sir Aaron- expreso
mientras las llamas se tornaron en círculos rodeándolos mientras la ceniza
contrastaba con ese color azul que tenía el fuego. Más y más ceniza caía de los
rojizos cielos.
Aquel parque era un recuerdo y una advertencia,
donde un chico normal se encontraría con el destino que desde su nacimiento ya
estaba marcado. Aquel muchacho el cual solo quería regresar a donde él era feliz,
ahora era el que podía evitar aquel futuro que se avecinaba por las
consecuencias del egoísmo del hombre. Un nuevo comienzo empezaría, la historia
se escribirá de nuevo una vez más; Ash era el último usuario de un antiguo
poder que por siglos ha mantenido el orden en este mundo.
“Desde
el inicio había hombres que buscaban poder bajo la opresión de sus hermanos.
Para lograrlo recurrían a la guerra y la muerte de inocentes. Nosotros somos
maestros de un poder antiguo que nos une a cada uno.
Cuando
sea el momento el Elegido deberá decidir el destino de ciertas personas,
aquellos Ángeles serán su reto a vencer y demostrar a sus antepasados que es un
Fénix. Nuestra desaparición a través de
los siglos es segura, más ÉL y su descendencia son nuestra salvación y la de
toda la humanidad, para librarnos de nuestra muerte debido a nuestros pecado en
vida. Su pasado definirá su futuro, sus acciones serán nuestra salvación o
perdición… después de todo el mundo recae en Ceniza.”
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